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Antes la diversión era distinta. Hacia los años veinte no había televisión, se presentaban algunas piezas de teatro y las plazas eran los lugares de reunión. La llegada de la gran pantalla –primero muda, y lustros después con sonido hasta llegar al color– fue todo un acontecimiento social y tomó rápidamente el primer lugar entre los pasatiempos.

Falta poco para la función. Algunas parejas esperan dentro de sus carros y los niños que asisten lo hacen sentados sobre los capots en el autocine.

En el cielo una brillante luna y una alfombra de estrellas que adornan ese espacio mágico lleno de la magia Hollywoodense, todos sienten la brisa que refresca la noche húmeda.

La pandemia cual máquina del tiempo  nos está haciendo  retroceder  como jamás hubiéramos imaginado y revivir lo que mucho vivimos o nuestros padres y abuelos. Tanto en términos económicos que en cuestión de hábitos. Quién nos iba a decir que en pleno siglo XXI, y cuando lo que está en boga es ver series y películas en Netflix, Apple, Disney, HBO  u otro servicio streaming recibiríamos  la noticia que podríamos  asistir a un retorno del autocine.

Sin embargo, y tal como se confirma en muchas partes del mundo,  esta es justamente la forma de ver cine que más sentido tiene para quienes no se conforman con la tele y echan de menos la gran pantalla; para aquellos que extrañan “ir al cine” pero quieren la mayor protección posible frente al virus que nos está robando la vida.

ATRÁS EN EL TIEMPO

Los orígenes del autocine  se remontan a unos primeros ensayos a principios de la década de los años 20, en los que se ofrecían funciones de cintas mudas, en el estado de Texas en los Estados Unidos.

Pero no fue sino en 1932 que se patentó el sistema de auto cinemas y cuando el mundo conoció por primera vez la experiencia de ir al cine en la comodidad de su auto.

El autocine surge en el año de 1933, concebido por Richard Hollingshead, Jr, este visionario perteneció a una familia de empresarios norteamericanos y como tal, comenzó a formarse dentro de la empresa de su padre, la cual estaba encargada de manufacturar y comercializar productos para mantenimiento de automóviles.

Una vez que Hollingshead había conseguido un alto cargo en la empresa de su padre, comenzó a trabajar para conseguir un negocio propio.

Partiendo del negocio que conocía, el de los automóviles, y reflexionando acerca de las cosas en que la gente de su época gastaba el dinero, se encontró con cuatro elementos fundamentales de consumo de la sociedad norteamericana   que fueron: Comida, ropa, automóviles y cines, en este orden de prioridad.

Con esta base llegó a la conclusión de que lo ideal sería crear una estación de servicios de lujo que tuviera distintas comodidades y que permitiera al cliente distraerse comiendo algún bocado o mirando alguna película, mientras su auto era atendido.

Sin embargo, por causas desconocidas esta idea fue pronto desechada por el joven, pero mantuvo su interés en cuanto a la participación del cine.

Partiendo de esa idea, Hollingshead comenzó a pensar cuáles eran las razones que motivaban a las familias a dejar de ir al cine y encontró que, en muchos casos, esto se debía a lo que significaba en la dinámica familiar asistir al cine: la familia tendría que vestirse adecuadamente luego de una larga jornada de trabajo, tendrían que disponer de alguien con quien dejar a los niños, luego necesitarían estacionar  el auto, cuidando que no estuviese muy lejos y que no implicara un gran costo.

Todo comenzó en su casa

Tomando como base todos estos aspectos, el nuevo aspirante para empresario dio con lo que podría ser la solución y comenzó a experimentar en su casa su nuevo invento, proyectando desde el techo de su carro con un proyector1928  Kodak en una pantalla que tenía atada a unos árboles.

Luego de realizar distintos experimentos que involucraban no sólo la forma de proyección, sino también, la forma de escuchar el film, la dinámica  estructural de cómo deberían organizarse los automóviles, los recursos necesario (como una pantalla de gran dimensión) y las posibilidades que tenía el nuevo invento ante aspectos ambientales hostiles; es así que el 6 de agosto de 1932, el joven entusiasta hizo la aplicación para conseguir una patente para su invento el autocine.

En la ficha de solicitud de la patente Hollingshead escribió:

“Mi invención consiste en un nuevo y útil cine al aire libre y se refiere particularmente a una nueva construcción mediante el cual las facilidades de transporte para llegar al  cine están concebidas para constituir un elemento de asiento en el cine… donde la proyección como la película o afines, pueden verse y escucharse desde una serie de automóviles acomodados en relación al escenario o pantalla de tal manera que los carros sucesivos vayan uno detrás del otro para no obstruir la vista.”

La petición para conseguir la patente del autocine le fue aprobada el 16 de mayo de 1933, es así como, tras recibir el número de patente, Hollingshead finalmente inaugura el jueves 6 de junio de ese mismo año el primer autocine en Admiral Wilson Boulevard, Cadem, New Jersey con el apoyo de su socio y primo Willie Warren Smith.

Sin embargo, a medida que avanzaba el negocio comenzaron a surgir inconvenientes. Las primeras funciones fueron un éxito debido a la curiosidad de los espectadores, no obstante, ciertos detalles de diseño comenzaron a ser evidentes.

Algunos espectadores mencionaban un área de distorsión desde donde les era imposible ver con nitidez la película. También existían las limitaciones en cuanto a horarios, sólo podían permitirse dos funciones nocturnas a las 8:45 y 10:45 p.m debido a las condiciones de luminosidad necesarias para proyectar en el autocine. De igual manera el costo de alquiler de las películas era elevado ycada vez fue más difícil mantener el negocio hasta que a mediados de la década de los ’30 Hollingshead decidió vender su autocine.

El autocine se proyecta como un gran negocio.

El cierre del autocine no fue el final de Hollingshead en lo que respecta a su incipiente y desafiante negocio. Dos semanas después de conseguir la patente por su nueva creación, la cedió a la nueva compañía formada por él, su primo y otros socios minoritarios: Park-In Theatres, Inc.

Esto involucró a Hollingshead en continuos litigios referentes a la patente estos llamativos episodios legales fueron el producto del interés creciente de muchos empresarios en invertir en esta nueva posibilidad de negocios; pues sus características más evidentes no escapan a las mentes comerciales más cortas: un amplio espacio para colocar los carros y un buen lugar donde ubicar la pantalla, lo más dificultoso parecía ser la implementación de un sistema de audio para los carros.

Es así como el autocine se vio como un negocio lucrativo debido a la poca inversión que se tenía que llevar a cabo para erigirlos en comparación con otros locales. De esta manera cada vez se fueron construyendo más y más autocines.

En 1936, en Waymouth, Massachusetts en la temporada de primavera se comienza a construir un autocine propiedad de Drive-In Theatres Corp. conducida por Thomas Di Maura y James Guarino.

Este local es inaugurado el 6 de mayo del mismo año, sin embargo, esta construcción no había solicitado una concesión de parte de Park-In por la patente que poseían sobre el autocine.

Como consecuencia, Park-In tomó acciones legales contra la empresa de Waymouth acusándolos de infringir la patente. Con esto lograron obtener una orden de embargo que hacía percibir a Park-In lo que correspondió a las ganancias de las ventas de entradas del local de Waymouth correspondiente a los días del 3 y 4 de julio.

Esto trajo como consecuencia que Drive-In Theatres estableciera una concesión que le cediera los derechos exclusivos del autocine específicamente en la zona de New England.

Según datos históricos   Park-In sólo tenía acuerdos con unos cuarenta y cinco autocines, de un aproximado de doscientos locales en funcionamiento. Esto nos da una idea de la atención que prestaron muchos de los operadores de este servicio a la patente.

Una de las frases que más se recuerda de Hollingshead Jr. al pasar de los años fue:

“Debería haber un premio en la industria del cine para las ideas que la constituyeron. Como los Oscars. Eso podría estimular a la industria. Pero por mi parte, yo puedo asegurar que no concebiré ninguna otra idea para la industria cinematográfica.

El adiós del autocine

Aunque los empresarios intentaron seguir atrayendo clientes con innovaciones como la transmisión del sonido en estéreo vía radio (hasta entonces el sonido se transmitía mediante unos altavoces que se introducían en el vehículo), los autocines iniciaron un lento declive que dura hasta hoy.

Abdel Güerere, presidente de la Asociación de Exhibidores Cinematográficos de Venezuela y con profundo conocimiento del tema, afirma que la desaparición de los autocines en muchas partes del mundo respondió   a un factor económico. El aumento de los alquileres de los espacios ya eran impagables “Entre 1974 y 1996 hubo restricciones al aumento de los precios de las salas de cine. En los primeros diez años estuvo congelado totalmente y fue luego sometido a control de precios; en los 12 años restantes subió tres veces nada más. Al no poderse incrementar los precios, y con el ritmo de la inflación, el negocio fue perdiendo rentabilidad”, señala.

Durante la pandemia de COVID-19, el autocine se están convirtiendo en una alternativa a los cines convencionales e informaron un aumento inesperado de asistencia en los Estados Unidos y en varios países del mundo.

Ya que, a diferencia de los cines convencionales con salas en interiores, no pueden operar en muchas zonas debido a la restricción en cuanto a aglomeración y lugares cerrados. Debido a ello, en muchas regiones donde el autocine ya había disminuido e inclusive desaparecido, están volviendo a funcionar.

 

Rafael Flores Esparza.

Periodista

Director operaciones rceni LATAN

“La verdad no existe, existen sólo los hechos la verdad la imponen los grandes medios y el poder detrás de ellos en las sombra”

No recibo dinero de ningún gobierno ni tampoco de algún grupo económico, los artículos que ustedes leen son producto de libertad absoluta, donde trato de escribir sobre los hechos porque sólo estos nos harán libres


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Hector Figuera

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CEO Fundador del portal RCENI Radio Centroamérica Internacional Audiovisualista Temático Antropocentrico especializado en composición.